Su pueblo necesitaba un rey… Y la revelación de Georgie la había convertido en su reina.
Todo había cambiado cuando Abbas, príncipe heredero de Qaram, se había visto obligado a asumir de repente su papel. Entonces, la casualidad había vuelto a reunirlo con la mujer a la que había abandonado, y se había dado cuenta de que seguía gustándole y de que era padre.
Georgie todavía estaba intentando hacerse a la idea de que Abe pertenecía a la realeza cuando este le había pedido que se casase con ella. La pasión que habían compartido en el pasado seguía estando ahí, lo mismo que el dolor que él le había causado al marcharse. Abe quería que fuese su reina, pero ¿la querría realmente como esposa?
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